1. Descripción del caso
En el Colegio Santa Beatriz, un centro con ideario católico y reconocido prestigio educativo, el director Don Esteban Lázaro fue objeto de una grave campaña de desprestigio. Esta campaña se manifestó a través de redes sociales y mensajes malintencionados que incluían acusaciones falsas, amenazas personales e insultos. La situación escaló hasta convertirse en un auténtico episodio de violencia moral y profesional.
Durante más de diez años, Don Esteban había liderado con eficacia y humanidad el proyecto educativo del centro, logrando una mejora objetiva en los resultados académicos, en el orden institucional, en las relaciones con las familias y en la visibilidad del colegio como referencia local. Su gestión era valorada por el claustro como honesta, profesional y profundamente fiel al ideario del centro.
Sin embargo, ante esta campaña hostil, no hubo por parte del equipo directivo superior (jefatura de estudios ni dirección general del grupo educativo) ninguna manifestación pública de apoyo, ni siquiera un gesto de acompañamiento humano. El silencio institucional, unido al dolor personal y al impacto sobre su honor, llevó a Don Esteban a redactar él mismo un borrador de manifiesto, en el que expresaba su deseo de que el claustro pudiera debatir abiertamente lo ocurrido.
El texto fue entregado de forma personal y respetuosa al jefe de estudios, Javier Merino, y al director general, Tomás Vergara. No era un escrito de denuncia agresiva, sino un llamamiento a la verdad, al cuidado y al compromiso ético. En él se apelaba a los valores fundamentales del colegio: la dignidad de la persona, la convivencia pacífica, el respeto al prójimo, la justicia y el valor de la verdad.
La solicitud era sencilla: que el manifiesto pudiera ser incluido en el orden del día de una reunión del claustro. La respuesta fue negativa e inmediata. Se alegó que el colegio se encontraba en pleno proceso de matriculación y que la difusión de un texto así podía afectar negativamente a la imagen del centro.
Lo más grave es que, una vez finalizado el proceso de matriculación, tampoco se permitió su lectura ni difusión, ni se ofreció alternativa alguna. Esta negativa persistente fue percibida por muchos profesores como un gesto de censura deliberada e incoherente con los principios educativos del centro.
El hecho de impedir incluso el simple debate del manifiesto dejó un poso de frustración, tristeza y ruptura de confianza interna.
2. Preguntas para el análisis
• ¿Qué mensaje transmite una institución cuando impide el debate sobre una injusticia sufrida por uno de sus miembros?
• ¿Era razonable la justificación ofrecida (matriculación en curso) para silenciar el manifiesto?
• ¿Qué implicaciones tiene que no se autorizara su difusión ni siquiera después del periodo de matriculación?
• ¿Qué consecuencias puede tener para el clima laboral, la confianza institucional y la reputación a largo plazo este tipo de decisiones?
• ¿Qué valores estaban en juego: institucionales, pedagógicos, éticos?
• ¿Qué alternativas tuvo el equipo directivo para haber gestionado esta situación con mayor equilibrio?
• ¿Cómo se conecta esta situación con el testimonio que el colegio ofrece a las familias sobre educación en valores y cultura del cuidado?
3. Posibles soluciones o alternativas de actuación
• Aprobación temporal diferida del manifiesto: permitir su difusión tras la campaña de matriculación, conciliando imagen e integridad.
• Conversión del manifiesto en documento interno para análisis pedagógico: sin difusión pública, trabajarlo en claustro como ejercicio de cultura organizativa.
• Elaboración de un comunicado institucional alternativo: consensuar una versión institucional que reconozca el sufrimiento y los hechos.
• Diseño de un protocolo de apoyo ante agresiones personales: garantizar mecanismos formales de protección y comunicación en estos casos.
4. Conclusión y plan de acción propuesto
Este caso pone en evidencia la tensión entre la protección de la imagen institucional y la vivencia real de los valores proclamados. La falta de apertura al diálogo y la negativa a permitir la expresión del claustro no solo bloquearon una oportunidad de crecimiento, sino que generaron una herida institucional difícil de reparar.
Plan de acción sugerido:
1. Abrir un espacio de escucha y reparación institucional, con acompañamiento externo si es necesario.
2. Diseñar un protocolo de actuación ante campañas de difamación o agresiones a miembros del equipo.
3. Reforzar la formación del equipo directivo en cultura del cuidado, comunicación y liderazgo ético.
4. Establecer un canal de participación docente real y protegido para iniciativas y expresiones responsables.
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