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La orientación familiar: un camino de esperanza y sanación

 




La orientación familiar: un camino de esperanza y sanación

En medio de un mundo que muchas veces fragmenta, acelera y confunde, la familia sigue siendo el lugar originario donde se forma el corazón humano. Sin embargo, no pocas veces, esa célula de vida y amor se ve golpeada por heridas profundas: rupturas, crisis, conflictos no resueltos, silencios que duelen, palabras que hieren. Es ahí donde la Iglesia, madre y maestra, quiere estar presente con delicadeza, luz y verdad.

En este contexto, el servicio de orientación familiar se presenta como un verdadero camino de sanación y acompañamiento integral para personas y familias. No basta con ofrecer técnicas o fórmulas: se trata de escuchar con el corazón, discernir con delicadeza, proponer con claridad y, sobre todo, mostrar el rostro misericordioso de Dios, que nunca se cansa de curar, de esperar, de recomenzar.

Un servicio que es abrazo, posada y camino

El Centro de Orientación Familiar (COF) de La Línea, con años de andadura, ha sido sostenido con dedicación y sabiduría en los últimos años por Antonia García, cuya entrega profesional y generosa ha permitido que muchas personas encuentren en él un espacio de acogida y de esperanza. Su labor ha sido esencial y profundamente fecunda.

En este momento, Paloma y yo hemos comenzado a colaborar con ilusión, deseando ser un pilar de apoyo y un impulso renovado, desde nuestra experiencia y nuestra visión cristiana de la persona y de la vida. Nos sentimos llamados a fortalecer y enriquecer este servicio que tanto bien ha sembrado ya, aportando nuestra cercanía, nuestra disponibilidad y nuestra mirada pastoral.

Desde una antropología cristiana

La orientación familiar se fundamenta en una antropología cristiana, que reconoce en cada persona una dignidad inalienable, una capacidad de amar y ser amada, una vocación al don de sí. Como recordaba san Juan Pablo II, es necesario comprender al ser humano “en lo que es esencialmente humano”, integrando cuerpo, alma, historia, afectividad y espiritualidad.

Por eso, cada proceso de orientación en el COF busca acoger de manera integral a quienes acuden: se atiende su dolor, pero también se escucha su sed de sentido, su deseo de reconciliación, su anhelo de volver a creer en el amor.

Paloma y yo: una vocación compartida

Paloma es filósofa, con gran sensibilidad educativa y una profunda vocación por el pensamiento humanista y cristiano. Yo, maestro con estudios en psicopedagogía y orientación familiar, he dedicado muchos años de mi vida a la educación, acompañando de cerca a numerosos padres, adolescentes y familias desde mi labor docente y directiva. Ambas trayectorias confluyen ahora en este servicio que sentimos como una llamada.


Nuestra implicación en este proyecto no nace del voluntarismo, sino de una vocación compartida como esposos cristianos: vivir nuestra fe en el servicio concreto a las familias. Queremos aportar no solo conocimientos y experiencia, sino sobre todo escucha sincera, acogida fraterna y orientación fundamentada en la verdad del Evangelio.

Estamos disponibles para acoger, para orientar, para caminar al lado de quienes lo necesiten. Pero, sobre todo, deseamos ser signo visible del amor de Dios, que no se cansa de reconstruir, de sostener, de sanar.

Un mensaje final

La orientación familiar no es un parche ni un consejo rápido. Es una llamada a mirar la vida con más hondura, a abrir el corazón al perdón, a redescubrir la vocación de amar que habita en toda persona. Desde el COF de La Línea, y con el deseo de servir humildemente a la Iglesia y a las familias, seguimos caminando.

A quienes estén atravesando dificultades o simplemente necesiten ser escuchados, os decimos de corazón: no estáis solos. Estamos aquí, con la puerta abierta y el Evangelio en el centro. Y sobre todo, Dios está aquí, esperando que volvamos a empezar.

“Yo soy un instrumento del Señor. Al que se acerca a mí, quisiera conducirlo a Él.” – Edith Stein


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