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Refuerzo educativo en Andalucía: una oportunidad para mejorar nuestros centros



En los últimos meses se ha firmado un acuerdo importante entre la Consejería de Desarrollo Educativo y los principales sindicatos y patronales de la enseñanza en Andalucía. Un pacto que pretende reforzar los equipos educativos, reducir las ratios y atender con mayor justicia la diversidad del alumnado.

Aunque estos documentos suelen pasar desapercibidos para muchas familias y docentes, lo cierto es que marcan el rumbo de los próximos años y condicionan la vida diaria de cada colegio. Hoy quiero detenerme en lo esencial de este acuerdo y en lo que significa para nosotros como comunidad educativa.

Claves del acuerdo

  1. Más docentes en los centros.
    Se incorporan más de 6.500 profesionales en cuatro años, con un primer desembarco de 2.528 ya este curso. El objetivo es aliviar las aulas con mayor presión y ofrecer un refuerzo real allí donde más se necesita.
  2. Reducción de ratios.
    Infantil se encamina hacia un máximo de 22 alumnos por aula. En Primaria y Secundaria, los cupos se asignarán en función de la ratio media y teniendo en cuenta doblemente al alumnado con necesidades educativas especiales.
  3. Educación especial en el centro.
    Se suman 520 profesionales en cuatro años para aulas específicas y apoyos PT y AL, con el compromiso de reducir itinerancias.
  4. Menos burocracia y mejor conciliación.
    Se reconoce el derecho al teletrabajo para ciertas tareas y se simplifican informes y procedimientos. El tiempo del profesorado ha de orientarse a lo esencial: enseñar y acompañar.
  5. Concertada también incluida.
    Se suman 158 docentes, mejoras en “otros gastos” y un paso adelante hacia la homologación salarial de su profesorado con el de la pública.

Una mirada constructiva

El acuerdo supone un esfuerzo económico y de organización notable. Si se cumple, traerá consigo más estabilidad en los claustros y más oportunidades de atención personalizada al alumnado. Ahora bien, el verdadero reto no es solo contratar más personas, sino gestionar con inteligencia su integración en cada proyecto educativo.

El éxito dependerá de que los equipos directivos sepamos:

  • Planificar con visión, evitando que los nuevos refuerzos se diluyan en parches puntuales.
  • Reorientar el trabajo hacia lo nuclear: calidad educativa, acompañamiento personal y coherencia pedagógica.
  • Comunicar a las familias y al profesorado el sentido de estas medidas para generar confianza.

Plan de acción para los centros

  1. Revisar necesidades reales.
    Analizar la situación de cada etapa: ratios, diversidad, apoyos específicos. Elaborar un mapa de prioridades que justifique las solicitudes de refuerzo.
  2. Integrar las nuevas incorporaciones.
    Diseñar horarios y funciones claras para los docentes que se sumen al equipo. Evitar dispersión y darles una misión concreta ligada al proyecto educativo del centro.
  3. Aprovechar la desburocratización.
    Simplificar informes, unificar documentos y digitalizar lo posible. Liberar tiempo al profesorado para la enseñanza y la innovación.
  4. Atender con fuerza la inclusión.
    Garantizar que los cupos de PT y AL se asignen a los alumnos y grupos que más lo necesitan, limitando la itinerancia.
  5. Comunicar y motivar.
    Explicar al claustro el alcance del acuerdo y abrir espacios de participación. Los cambios se asimilan mejor cuando se comparten y se sienten como una oportunidad.


El foco: ajustar la plantilla con nuevas contrataciones

Este acuerdo no debe quedarse en un simple incremento numérico de personal. El verdadero cambio llegará si los equipos directivos tomamos la iniciativa para ajustar nuestras plantillas con visión estratégica:

  • Incorporar perfiles que fortalezcan lo que falta (refuerzo en lengua, matemáticas, orientación, atención a la diversidad…).
  • Diseñar planes de acogida y acompañamiento para los nuevos docentes.
  • Convertir cada contratación en una inversión de futuro y no en un recurso pasajero

En definitiva, estamos ante una ocasión para crecer como centros. La administración pone los medios; de nosotros depende transformar esos medios en un impulso real para la educación de nuestros alumnos.





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