El valor del agradecimiento: una virtud que transforma corazones En un mundo que se mueve con prisas y donde muchas veces se da por sentado el bien que recibimos, cultivar el agradecimiento no es solo un gesto educado, sino una virtud profunda que nos humaniza, nos vincula y nos eleva. Agradecer no es pagar una deuda. Es devolver con afecto lo que nos fue dado con generosidad. Agradecer como los niños: con el corazón Los niños nos enseñan, con su espontaneidad, cómo se agradece de verdad: con una sonrisa, un abrazo, un beso sincero. No se preocupan por cómo corresponder "a la altura" del regalo recibido, simplemente expresan con ternura el gozo y el amor que han sentido. ¿Y qué padre no se da por pagado con ese gesto? A veces, basta una flor recogida del campo, un dibujo improvisado o un “te quiero” dicho sin pedirlo. Agradecer es eso: hacer visible con pequeños gestos el cariño y el reconocimiento por lo que otros han hecho por nosotros. Gratitud por las actitudes, má...