Ir al contenido principal

Violencia subterránea

Se entiende por acoso moral la manifestación permanente y sublime de una conducta abusiva y especialmente de desgaste psicológico, que incluye comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo. Se trata de un fenómeno circular, de una serie de comportamientos deliberados por parte del agresor que están destinados a desencadenar la ansiedad en la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva que a su vez genera nuevas tensiones. El primer acto del agresor consiste en paralizar a su víctima para que no pueda defenderse, de modo que por mucho que ésta intente comprender qué ocurre, no tiene herramientas para hacerlo. La víctima no se da cuenta de esta manipulación perversa y no reacciona cómo lo haría en un proceso normal y corriente. Mediante un proceso de acoso moral, o de maltrato psicológico, un individuo puede hacer pedazos a otro. La perversidad no proviene de un trastorno psíquico o psicológico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos de igual a igual. Cada uno de nosotros puede utilizar puntualmente un proceso perverso. Esto sólo se vuelve destructor con la frecuencia y la repetición a lo largo del tiempo. Un individuo perverso es permanentemente perverso. Se encuentra fijado a ese modo de ser, de relacionarse con el otro y no se pone en tela de juicio a sí mismo jamás. No tiene compasión ni respeto por los demás. Respetar al otro supondría considerarlo en tanto que ser humano y reconocer el sufrimiento que se le aflige. Estos individuos necesitan rebajar a los demás para adquirir autoestima y mediante esta, adquirir poder, pues están necesitados de admiración y aprobación. El agresor suele engrandecerse a costa de rebajar a los demás y evitar cualquier conflicto interior al descargar sobre el otro la responsabilidad de lo que no funciona. Las técnicas perversas utilizadas son rechazar la comunicación directa, descalificar, desacreditar, aislar e inducir a error. La negación de la comunicación directa es el arma principal de los perversos. El acosador es frío y malvado pero no de una forma ostensible que pudiera traerle problemas, sino que simplemente hace uso/ de pequeños retoques desestabilizadores que son difíciles de identificar. Suele utilizar técnicas de desestabilización como las insinuaciones, las alusiones malintencionadas, la mentira y las humillaciones. Por medio de estos métodos y de palabras aparentemente anodinas y de cosas que no se dicen, es posible desestabilizar a alguien o incluso destruirlo sin que su círculo de allegados se percate de ello y puedan llegar a intervenir. Las víctimas, al principio y contrariamente a lo que los agresores pretenden hacer creer, no son personas afectadas de alguna patología o particularmente débiles. Al contrario, el acoso empieza cuando una víctima reacciona contra el autoritarismo de la otra parte y no se deja avasallar. El acoso se hace posible porque viene precedido de una descalificación de la víctima por parte del perverso. Esta depreciación de la víctima justifica posteriormente la crueldad que se ha ejercido contra ella y conduce a pensar que se merece lo que le ocurre. Cuando un proceso de acosos se instaura, la víctima es estigmatizada. Se dice que el trato con ella es imposible, que tiene mal carácter o que está loca. Se considera que su manera de ser es la responsable de las consecuencias del conflicto, y la gente se olvida de cómo era antes o de cómo es en otros contextos. Una vez que a la víctima se le saca de sus casillas, no es extraño que se convierta en lo que se pretende convertirla. Para que esto resulte creíble, hay que descalificar al otro con el fin de empujarlo a comportarse de un modo reprensible. La violencia perversa puede darse en cualquier ámbito de nuestra vida, puede darse en la pareja, en la familia, en el ámbito laboral, social, etc. Aunque se trate de contextos distintos el funcionamiento es similar. El punto común de todas las situaciones de acoso moral es que son indecibles. Se trata de una violencia probada, aunque se mantenga oculta, que tiende a atacar la identidad del otro y a privarlo de toda individualidad. La violencia perversa aparece en momentos de crisis, cuando un individuo que tiene defensas perversas no puede asumir la responsabilidad de una elección difícil. Se trata de una violencia indirecta que se ejerce esencialmente a través de una falta de respeto. Los procedimientos perversos aparecen con mucha frecuencia en los casos de separación y divorcio. Otras veces, el acoso es suscitado por sentimientos de envidia de alguien que posee algo que los demás no tienen. En la vida cotidiana no nos atrevemos a hablar de perversidad. Corresponde a un juicio de valor. Nombrar la perversidad es grave. La mayoría de las veces se reserva este término para actos de gran crueldad. Dejar de nombrar la perversidad es un acto todavía más grave, pues supone tolerar que la víctima permanezca indefensa, que sea agredida y que se le pueda agredir a voluntad. Parece como si la sociedad no percibiera esa forma de violencia indirecta. Con el pretexto de la tolerancia nos volvemos indulgentes ante ciertos ataques de perversidad. El contexto sociocultural actual permite que la perversión se desarrolle porque la tolera. No se trata de procesar a los perversos, los cuales ya se defienden bien por sí solos sino de tener en cuenta su nocividad y su peligrosidad con el fin de que las víctimas o futuras víctimas puedan defenderse mejor. Este fenómeno se ha estudiado particularmente en los países anglosajones y en los países nórdicos. Actualmente, en algunos países, entre ellos Francia, departamentos de recursos humanos, médicos y psicólogos laborales, y mutualidades sanitarias han empezado a interesarse por el tema. La manipulación perversa genera trastornos graves tanto en niños como en adultos. Los métodos terapéuticos clásicos no son suficientes para ayudar a estas víctimas. Son necesarias herramientas más adaptadas que tengan en cuenta la especificidad de la agresión perversa. Quizá no se escucha a las víctimas cuando solicitan ayuda. Es necesaria la intervención de un interlocutor válido. No han de considerarse responsables de la agresión que padecen ni han de pensar que lo han buscado o merecido inconscientemente. Cuando la víctima acude a una psicoterapia individual, lo hace por otras razones, alegando inhibiciones, falta de confianza en sí misma, incapacidad para tomar decisiones, ansiedad, por un estado depresivo permanente resistente a los antidepresivos La víctima se puede quejar de su compañero o de su circulo de relaciones, pero no suele tener conciencia de la existencia de esta terrible violencia subterránea y no se atreve a quejarse de ella. Es difícil entonces, incluso para el terapeuta, ver que se trata de una situación de acoso moral.
Por Bara García, Emerita Dra. en Psicología. -Psicóloga Clínica - Centro de Salud Mental Fuente: http://ww1.msc.es/insalud/hospitales/sanjorge/pr/Acoso.htm

Comentarios

Entradas populares de este blog

Como pensamos, sentimos y actuamos

   No son los acontecimientos, las cosas de nuestro entorno, las que nos afectan, sino la idea y la valoración que cada uno de nosotros hace de las cosas que le ocurren: nosotros tenemos la capacidad de perturbarnos a nosotros mismos a través de nuestros pensamientos. Ante una situación determinada, distintos actores o protagonistas del suceso reaccionan de forma distinta; ¿dónde radican las diferencias? Evidentemente, no el acontecimiento externo, sino en el punto de vista de los espectadores.

El COF Campo de Gibraltar recibe la Bandera de la Paz

El COF Campo de Gibraltar recibe la Bandera de la Paz En un emotivo encuentro celebrado en la sede del Centro de Orientación Familiar (COF) de La Línea, hemos recibido la Bandera de la Paz, entregada por D. Ángel Corbalán, Embajador Nacional de Paz de la Fundación Mil Milenios de Paz. Esta fundación internacional promueve la cultura de la paz, la educación en valores y el diálogo solidario entre personas, instituciones y pueblos, con el propósito de construir una humanidad más fraterna y comprometida con el bien común. El símbolo de la Bandera de la Paz, inspirado en el Pacto Roerich y reconocido por la UNESCO, representa la unión del arte, la ciencia y la espiritualidad en favor del progreso y la dignidad humana. Con esta entrega, el COF Campo de Gibraltar se une simbólicamente a la red de Embajadas de Paz, reafirmando su compromiso con la armonía familiar, la formación en valores y la atención integral a matrimonios y familias de nuestra comarca. Este acto se enmarca dentro del nuevo...

Un paso decisivo para las familias: colaboración entre Encuentro Matrimonial y el COF Campo de Gibraltar

  ¿Quién acompaña hoy a los matrimonios que desean crecer? ¿Quién sostiene a las parejas que atraviesan dudas, tensiones o simplemente buscan renovar su comunicación? ¿Quién ofrece luz en un tiempo en el que muchas familias se sienten desbordadas? Estas preguntas, tan reales en nuestro día a día, nos han llevado a dar un paso de especial importancia en el COF Campo de Gibraltar. Hace unos días mantuvimos un encuentro entrañable y profundamente enriquecedor con Inmaculada Sánchez e Ignacio Collado, representantes de Encuentro Matrimonial en la zona sur de España. De ese diálogo sereno, lleno de sintonía y deseo de servicio, ha nacido una colaboración que abrirá nuevas puertas a muchos matrimonios de nuestra tierra. Unir misiones que se complementan ¿Qué es Encuentro Matrimonial? Encuentro Matrimonial es un movimiento internacional presente en más de 90 países, nacido para ofrecer a los matrimonios un espacio de renovación, diálogo y crecimiento afectivo. A través de fines de sema...