Enseñar a pensar conlleva educar en libertad: Toda educación auténtica pretende ayudar a formar personas libres, con capacidad para asumir las exigencias que provienen de su escala de valores y conscientes de su responsabilidad de desarrollar al máximo sus posibilidades. Jóvenes con autonomía y capacidad de iniciativa en su vida individual, en sus relaciones sociales y en su vida de trabajo. Mujeres y hombres que sean capaces de decidir su propio proyecto personal de vida, de adherirse libremente a unos valores, que cumplan sus compromisos y aceptan la responsabilidad de sus decisiones.