Motivación intrínseca y autoestima





            Normalmente en todo acto humano entran en juego simultáneamente tres motivaciones, motivación extrínseca, motivación intrínseca y motivación transcendental. Entran en juego simultáneamente las tres motivaciones, pero con intensidades diferentes.

         La motivación extrínseca se mueve por la necesidad de tener más en el campo de las cosas materiales, y ese aumento de “ tener “ suele venir medido como medio para conseguir dinero, comida, vivienda o cubrir gastos que nos permitan relacionarnos con los demás.

            La motivación intrínseca se mueve por la necesidad de saber, de aumentar los conocimientos de la persona, por la satisfacción que proporciona al sujeto el hecho de realizar un trabajo. Nos movemos en el campo de la inteligencia, del conocimiento, y al aumentar el saber, estamos cubriendo necesidades de cultura, de ciencia, de arte....
            Esta motivación está dominada por el ego, el “ yo “ es lo más importante. Realiza trabajos en los que la remuneración es nula, pero la satisfacción personal de llevarlos a cabo es suficiente para realizarlos.

            La motivación trascendental se mueve por la necesidad de dar o darse, de realizar un servicio para alguien que lo requiere. El factor que distingue esta motivación es la acción que busca satisfacer necesidades de personas diferentes a aquellas que realizan el acto.
           La necesidad que tiene toda persona de tener amistades, ser leal a alguien, amar a otros, está ubicada a este tercer nivel de dar, ya que para conseguir la amistad de alguien tendremos que empezar nosotros por darnos primero. Así como el primer nivel cubre necesidades materiales y el segundo necesidades de la inteligencia el nivel transcendente cubre necesidades de la voluntad.

            Cuando una persona decide llevar a cabo una acción, un trabajo, normalmente le impulsa a hacerlo una motivación total, sume de las tres motivaciones antes citadas, aunque no todas en la misma proporción.

            En estos tres niveles tienden a estar comprendidas todas las motivaciones humanas. El primer nivel corresponde a objetivos materiales, el segundo a objetivos intelectuales, y el tercer nivel a objetivos de la voluntad, completando lo que podríamos llamar la persona: materia, inteligencia y voluntad.




 CONCLUSIONES PEDAGÓGICAS


            En la motivación intrínseca, cuando la propia satisfacción de llevar a cabo una acción es la que nos mueve a hacerla, sin necesidad de recibir nada del exterior, estamos dentro de una motivación intrínseca. Esto se observa, por ejemplo, cuando estudiamos porque nos gusta estudiar, nos gusta sobresalir en clase, nos gusta aprender, nos gusta ser los mejores. Cuando hacemos un deporte o desarrollamos una afición por la propia satisfacción que sentimos al realizarla.

            Educamos dentro de esta motivación cuando apoyamos el “ ego “, cuando hacemos ver las ventajas personales que, para uno mismo, encierran las acciones: jugar, estudiar, trabajar, etc.; cuando hacemos uso de elogios personales para motivar una acción o un cambio de actitud, la satisfacción de saber dar cada vez más de algo, el propio placer personal de aprender.

            El límite negativo de esta motivación se alcanza cuando se antepone los intereses de los demás o se sobrepasan los límites justos. El egoísmo y la soberbia son dos peligros de los límites negativos de la motivación intrínseca.

Comentarios

elías ha dicho que…
Cordial saludo. Interesante la explicación que se brinda de cada tipo de motivación e importante reconocer cómo son estas en nuestra vida personal. Lo cierto es que la motivación más profunda y potente es la que está alineada con los deseos de nuestro ser espiritual. Es solo, mi punto de vista. Muchas gracias.