«El niño crecía y su espíritu se fortalecía» (Lc 1,80)
Celebramos hoy el nacimiento de san Juan Bautista, una figura poderosa y luminosa. Hombre de contrastes, silencioso y a la vez valiente, humilde y profético, nos deja un testimonio que no ha perdido vigencia. Su vida nos interpela como padres, educadores y cristianos.
En esta entrada, quiero compartir contigo cinco enseñanzas de Juan Bautista que podemos aplicar concretamente en la familia y la escuela
🟦 1. Cultivar el silencio interior y la escucha
San Juan pasó años en el desierto, donde aprendió a escuchar.
En medio del ruido del mundo actual, necesitamos recuperar espacios de silencio y escucha profunda.
En la familia
- Apagar móviles y televisores durante la cena para escucharnos con atención.
- Introducir un momento de oración breve al final del día.
En el aula:
- Comenzar la jornada con un minuto de silencio o una lectura que invite a la reflexión.
🟥 2. Vivir con humildad y reconocer el propio lugar
Juan dijo con claridad: «Yo no soy el Mesías». No se puso en el centro.
También nosotros debemos enseñar a nuestros hijos y alumnos a vivir desde la verdad.
En la familia:
- Ayudar a los hijos a descubrir sus dones sin compararse con los demás.
- Fomentar la gratitud y la aceptación de los propios límites.
En la escuela:
- Reforzar el trabajo en equipo con roles diversos según los talentos de cada uno.
🟦 3. Decir la verdad con valentía y caridad
Juan denunció el pecado, incluso ante los poderosos.
Hoy más que nunca necesitamos educar en la valentía de decir la verdad con amor.
En la familia
- Enseñar que la verdad y la coherencia son más importantes que quedar bien.
- Corregir con firmeza, pero desde el cariño.
En la escuela:
- No pasar por alto las faltas de respeto o las injusticias.
- Promover una cultura de honestidad, sin miedo a hablar claro.
🟥 4. Perseverar en la misión, incluso en la dificultad
Juan se mantuvo firme hasta el final, incluso en la cárcel.
Su ejemplo nos anima a no rendirnos ante el cansancio o la incomprensión.
En la familia:
- Sostener los gestos cotidianos de amor, aunque no siempre sean valorados.
- Ejemplo: una bendición, un “te quiero”, una mirada que acoge.
En la escuela:
- No dejar de confiar en los alumnos más difíciles.
- Ajustar métodos, renovar el entusiasmo, seguir apostando por ellos.
🟦 5. Ser testigos que conducen a Cristo
Juan no se predicaba a sí mismo: «Él debe crecer, y yo disminuir».
Nuestra tarea no es brillar, sino señalar al Señor.
En la familia:
- Hablar de Dios con naturalidad, sin imposición pero sin vergüenza.
- Contar historias de santos, dar ejemplo de vida cristiana sencilla.
- En la escuela
- Crear espacios visibles donde Jesús sea nombrado, celebrado, acogido.
- Celebrar fiestas litúrgicas, ofrecer momentos de oración o silencio sagrado.
Conclusión
Juan Bautista es una inspiración poderosa para todos los que formamos personas.
Su vida silenciosa, firme y llena de Dios, nos recuerda que la verdadera grandeza nace en lo oculto, se fortalece en la fidelidad y se expresa en el testimonio.
Ojalá en nuestras familias y escuelas crezcan muchos “Juanes” que preparen caminos para el Señor.
🖊️ Publicado por: Juanjo Fuster
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