Dirigir con realismo: sensatez y eficacia en la gestión educativa

 




En la dirección de un centro educativo, uno puede caer en la tentación de hacer muchas cosas, de moverse sin parar, de acumular tareas… Pero dirigir con realismo no consiste en hacer mucho, sino en discernir qué es lo esencial y hacerlo bien. Este principio no solo guía a buenos gestores, sino también a verdaderos líderes educativos.


Dirigir con realismo es tener los pies en la tierra sin renunciar a la altura de la misión educativa. Es saber que la eficacia no nace del activismo, sino del análisis sereno, la planificación prudente y la acción decidida.


Los líderes realistas evitan dos grandes enemigos: la ficción narcisista (ideas brillantes sin conexión con la realidad) y la precipitación emocional (decidir por impulsos o por miedo a quedar mal). Prefieren el sentido común a la genialidad, el método al impulso.


Un directivo realista no se aísla, escucha a su entorno, contrasta sus ideas y busca resultados reales. No se deja vencer por el amor propio ni por la prisa. Actúa con serenidad, reconociendo que el error es parte de su tarea, pero que la falta de acción lo es más.


Y sobre todo, entiende que la estructura del colegio está al servicio de la acción educativa, no al revés. La organización es necesaria, pero son las decisiones concretas y el trabajo en equipo lo que transforma un centro.


💬 ¿Te has parado últimamente a pensar si estás dirigiendo con realismo o solo sobreviviendo a la semana?


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