Desarrollo de técnicas de trabajo en el aula
Exposición didáctica
Es el procedimiento por el cual el profesor, valiéndose de todos los recursos de un lenguaje didáctico adecuado, presenta a los alumnos un tema nuevo, definiéndolo, analizándolo y explicándolo. La explicación didáctica se propone fundamentalmente conseguir que los alumnos adquieran la comprensión inicial indispensable para aprender el nuevo tema.
Características de una buena exposición didáctica.
Dominio perfecto y conocimiento seguro de lo que es objeto de la exposición.
La exactitud y objetividad de los datos presentados.
La discriminación clara entre lo básico y lo secundario.
La organización, o sea, la buena concatenación de las partes y la subordinación de los elementos de cada parte.
La corrección, la claridad y la sobriedad de estilo.
Las conclusiones, aplicaciones o remates definidos.
Ventajas e inconvenientes de la exposición didáctica.
Cuestiones prácticas.
Trazar un plan de la exposición que se va a hacer, determinando su objetivo inmediato, delineando el esquema esencial del asunto y calculando el tiempo necesario.
Indicar a los alumnos el asunto del que se va a tratar y mostrar las relaciones con la materia que se ha estudiado. Es necesario ser claro y preciso en la exposición y metódico en la discusión del tema.
Emplear recursos hábiles de estímulo inicial y mantener el interés y la atención de los alumnos, dando vivacidad y realismo a las explicaciones.
Aplicar las normas propias del lenguaje didáctico en cuanto a estilo y elocución; no hablar demasiado de prisa; emplear frases cortas, pero claras y comprensibles; pronunciar correctamente.
No aferrarse al texto o al programa. Hablar con desenvoltura, moviéndose con moderación y naturalidad, dirigiéndose directamente a los alumnos.
Intercalar breves pausas en la explicación, recurriendo a interrogatorios y debates para avivar la atención y el interés de los alumnos, invitándoles a una participación más activa; aclarar inmediatamente las dudas que surjan.
Siempre que sea posible, ilustrar la explicación con material audiovisual: presentaciones en ordenador y cañón, Internet, láminas murales, murales, mapas, diagramas, modelos impresos, proyecciones, etc. A falta de ello, representar gráficamente en la pizarra los hechos de los que se trata y sus relaciones. Apoyar siempre el lenguaje en recursos intuitivos, dándole más objetividad y realismo.
Transcribir en la pizarra (o en presentación del ordenador) resumiendo, pero ordenado el desarrollo del tema, acentuando los datos más importantes y sus relaciones (esquemas, mapas conceptuales, cuadros de doble entrada...)
Evitar disgresiones largas y observaciones irrelevantes, reservando el tiempo para los datos más importantes e interesantes, dándoles el énfasis debido.
Cuando se considere necesario, algunos comentarios de buen humor pueden hacer que la clase resulte más agradable, interesante y animada.
Comprobar con frecuencia, por medio de preguntas oportunas, el grado de atención y comprensión de los alumnos.
Interrogatorio
Es un procedimiento didáctico universalmente empleado para despertar y dirigir la actividad reflexiva de los alumnos.
Funciones y tipos.
El interrogatorio sirve para:
Recordar conocimientos anteriores, necesarios para la comprensión de un tema nuevo; es el interrogatorio de fundamentación.
Inducir la motivación inicial, despertando la atención y el interés de los alumnos hacia un asunto nuevo; es el interrogatorio motivador.
Mantener e intensificar la atención de los alumnos, previniendo o interrumpiendo distracciones e indisciplinas; es el interrogatorio disciplinador.
Estimular la reflexión y guiar el razonamiento de los alumnos, es el interrogatorio reflexivo o socrático.
Diagnosticar deficiencias e incomprensiones de los alumnos en su aprendizaje.
Recapitular e integrar la materia; es el interrogatorio retrospectivo o integrador.
Comprobar el rendimiento del aprendizaje, es el interrogatorio verificador.
El interrogatorio, frecuente y oportuno, hecho con la debida técnica, atrae la atención de los alumnos y estimula su raciocinio, haciéndoles relacionar, comparar, juzgar, apreciar críticamente las respuestas dadas por los compañeros y acompañar atentamente el desarrollo del asunto de la clase.
Contenido y forma de las preguntas.
Hay dos tipos de preguntas fundamentales:
Preguntas informativas o de memoria.
Preguntas reflexivas o de raciocinio.
La enseñanza tradicional insistía demasiado en las preguntas informativas, mientras que la enseñanza moderna procura dar mayor importancia a las preguntas reflexivas, restringiendo el número de las informativas al mínimo necesario. En realidad, se deben intercalar unas y otras naturalmente en el desarrollo lógico de las cuestiones tratadas en clase.
Normas para dirigir bien el interrogatorio.
Las preguntas deben ser claras, simples y bien definidas, enfocando un punto cada vez. Deben evitarse preguntas compuestas como: "¿Cuándo, cómo y quién...?", convertir esta pregunta en tres, formulando una cada vez.
Deben adaptarse al nivel mental y a la capacidad de los alumnos y expresarse en términos accesibles a su comprensión; ni demasiado fáciles, ni excesivamente difíciles.
Deben ser interesantes, atractivas, estimulantes y formuladas con habilidad.
No deben contener respuestas ni sugerirlas.
Deben ser constructivas, con una secuencia lógica y conducente a una conclusión clara.
Distribuirse de modo que las respondan sucesivamente el mayor número de alumnos. Nunca se deben limitar a uno, dos o tres alumnos.
Dar tiempo a los alumnos para que reflexionen antes de responder.
No hacer del interrogatorio un castigo a una falta de atención, sino una actividad interesante y animada, en el que todos quieran participar.
Subrayar las respuestas acertadas de los alumnos.
Demostrar a los alumnos una actitud de aprecio y de satisfacción, por los intentos honestos de responder con acierto aun cuando no lo consigan; ayudar a los vacilantes, tímidos o confusos con estímulos didácticos oportunos.
No satisfacerse con respuestas evasivas, confusas o incompletas, exigir respuestas claras, correctas, bien definidas y anunciadas de forma que toda la clase pueda oírlas.
Discusión dirigida
Consiste en hacer que los alumnos examinen, un asunto o problema y que expliquen sus ideas y puntos de vista, discutiéndolos sin prejuicio y con honestidad, claridad y corrección, bajo el arbitraje del profesor. Evidentemente, toda discusión presupone el conocimiento del asunto, mediante el estudio y lecturas preparatorias. La preparación para una discusión en clase es un fuerte incentivo para profundizar en el estudio del tema que se está tratando.
Con clases de menos de 30 alumnos se puede permitir la participación libre de todos los alumnos. Ya con clases de más de 30 alumnos, es preciso dividirlos en grupos para la discusión previa dentro del grupo, confrontándose, luego, los puntos de vista y conclusiones de cada grupo mediante debate entre sus portavoces o relatores. La participación libre de todos los alumnos en una clase numerosa convertiría la discusión en un caos improductivo, difícil de ser gobernada por el profesor.
La discusión dirigida sirve para...
Despertar el interés de los alumnos.
Estimular su raciocinio.
Desarrollar la habilidad de expresar su punto de vista y su pensamiento con claridad y exactitud.
Abrirse a los demás, oyendo y respetando puntos de vista contrarios y sabiendo defender los suyos.
Para el profesor, la discusión sirve para...
Complementar y reforzar la lección expositiva.
Recapitular con los alumnos la materia explicada.
Diagnosticar la comprensión de sus alumnos con respecto a los asuntos tratados en clase.
Ir conociendo mejor a sus alumnos y sus características individuales.
Normas prácticas para dirigir bien una discusión en clase.
Determinar con cuidado el objetivo que se pretende alcanzar y el tema de discusión con los respectivos puntos-clave.
Presentar a los alumnos el tema de discusión, de modo claro, breve y conciso, en forma de cuestiones para examinar o de problemas para resolver.
Iniciar la discusión, incitando a los alumnos a participar: estimulando a los tímidos y moderando a los precipitados.
Conducir inicialmente la discusión haciendo preguntas oportunas y estimulantes orientando el razonamiento de los alumnos, reconduciendo disgresiones dispersivas.
Hacer que los propios alumnos subrayen, en la pizarra, los argumentos aducidos y las conclusiones a que hayan llegado. Procurar evitar conclusiones prematuras o apresuradas.
Mantener activo el ritmo de la discusión, abriendo camino en los obstáculos, evitando repeticiones inútiles e insistiendo con los alumnos en que sean breves, concisos e impersonales en sus argumentos. El problema es lo que se debe discutir, y no las personas de los contrincantes.
Hacer que los propios alumnos aprendan a dirigir por sí mismos la discusión; conseguido esto, no intervenir salvo en caso de necesidad.
Cerrar el debate llevando a los alumnos a enunciar con claridad las conclusiones y a escribirlas en la pizarra para que las transcriban en sus cuadernos.
Hacer la crítica final de la discusión señalando los puntos de mejora del debate, poniendo de relieve el valor de las contribuciones de los alumnos y la importancia de las conclusiones a que llegaron.
El torbellino de ideas
En un grupo reducido, los miembros exponen con la mayor libertad sobre un tema o problema, con objeto de producir ideas originales o soluciones nuevas.
Su objetivo consiste en desarrollar y ejercitar la imaginación creadora. Parte del supuesto básico de que si se deja actuar a las personas en un clima informal y con absoluta liberta, existe la posibilidad de que entre el fárrago de cosas que se dicen aparezca una idea brillante. Esta técnica tiene a desarrollar la capacidad para la elaboración de ideas originales, estimula el ingenio y promueve la búsqueda de soluciones distintas, permite hallar nuevas posibilidades e impulsa a actuar con autonomía, con originalidad y personalidad.
Para poder desarrollarlo con eficacia, se ha reunir al grupo de alumnos para que propongan ideas que permitan solucionar un determinado problema. Para que las intervenciones sean lo más espontáneas y creativas posible es preciso que se respeten todas las intervenciones. No es necesario en el desarrollo de esta técnica que los alumnos implementen las ideas generadas.
¿Qué es la tormenta de ideas?
Una técnica que consiste en que un grupo (cinco miembros es un número adecuado) trata de producir el mayor numero posible de ideas sobre un tema determinado.
Se desarrolla en un ambiente informal y sin ninguna limitación, para favorecer la libre expresión, la imaginación, la originalidad y la creatividad.
Desarrollo
Se debe precisar con claridad y exactitud la cuestión que se quiere tratar. Por ejemplo "¿Qué temas podríamos elegir para decorar el aula?".
Los miembros del grupo van expresando sus ideas. Uno de ellos hace de secretario y anota todo lo que se dice.
Reglas
No hay censura ni autocensura. Las ideas se van produciendo con total libertad, sin ningún tipo de criba ni crítica de orden racional. No se discute ni se comenta lo que dicen los demás.
Vale la asociación de ideas. Las ideas de cada uno sirven de estímulo y de inspiración para nuevas aportaciones de los demás.
Se busca la cantidad. Se trata de producir el mayor número posible de ideas sin preocuparse de que puedan parecer disparatadas y sin pensar que sea imposible llevarlas a la práctica.
Selección
Una vez registradas todas las ideas que se han producido, hay que elegir aquellas que resulten más adecuadas para la finalidad que se persigue.
Se van escribiendo en la pizarra las aportaciones de todos los grupos.
Anotadas todas, se van tachando las que no proceden y se subrayan las que tengan mayor aceptación, de acuerdo con los criterios que se hayan decidido, hasta quedarse con el número de ideas requerido.
Role-playing
Dos o más personas representan una situación de la vida real asumiendo los roles del caso, con objeto de que pueda ser mejor comprendida y tratada por el grupo.
En el role-playing se representa una situación concreta con objeto de que se torne real y visible de modo que se comprenda mejor la situación de quienes deben intervenir en ella en la vida real. Este objetivo se logra no sólo en quienes representan los roles, sino en todo el grupo que actúa como observador participante por su compenetración en el proceso. Este tipo de actuación despierta interés, motiva la participación espontánea de los espectadores y mantiene la expectativa del grupo centrada en el problema que se desarrolla. La representación provoca una vivencia común a todos los presentes y después de ella es posible discutir el problema con cierto conocimiento, puesto que todos han participado como actores u observadores.
Objetivos del juego de roles.
Conseguir que los alumnos comprendan el comportamiento de personas que tienen intereses diversos.
También ayuda a cada alumno a conocerse mejor a sí mismo y al grupo.
Orientaciones para su desarrollo.
Para que este método funcione es preciso que haya confianza entre los alumnos y que los papeles estén correctamente definidos. Además, suele ser de gran utilidad la grabación en vídeo de las actuaciones con el fin de facilitar la observación y el análisis posterior.
Durante el juego, el profesor ha de asumir el rol de facilitador sin intervenir ya que puede condicionar y distorsionar las acciones de los alumnos. Las únicas intervenciones del profesor pueden estar relacionadas con el suministro de información adicional en caso de que haya dudas sobre el papel de alguno de los alumnos que está actuando.
Los pasos a seguir pueden ser los siguientes:
Presentación por parte del profesor o de algún alumno, de los datos más significativos del problema que se va a estudiar.
Se determinan los papeles a representar.
Se elige a las personas que van a hacerse cargo de los mismos. Puede hacerse de manera dirigida, libre, o incluso por sorteo.
Una vez repartidos los papeles, los encargados de representarlo pueden desarrollarlo:
A través de situaciones improvisadas.
Preparando el papel (la línea básica a seguir) individualmente o con la ayuda de un pequeño grupo.
Se acuerdan algunas normas esenciales para las intervenciones (no conceder más a la actuación que al problema presentado, la utilización de mensajes confusos, de discursos excesivamente largos, etc.).
Se lleva a efecto la representación (algunas pueden grabarse y ser utilizadas posteriormente en esa u otras aulas).
Se analizan y sintetizan las representaciones.
Método del Caso
Objetivos del método del caso:
Formar y perfeccionar a los alumnos en lo que se refiere a capacidad de identificación de problemas, de análisis y síntesis de situaciones, y de búsqueda de posibles alternativas.
También se pretende fomentar las habilidades de toma de decisiones, de relacionar la teoría con la práctica, de comunicación y de trabajo en grupo.
Principios y tipos del método.
REYNOLDS (1985) indica que "profesores de administración de empresas de todo el mundo consideran el método del caso como uno de los más eficaces para situar a los alumnos en situaciones de la vida real y para concentrar las asignaturas en problemas prácticos y concretos".
Nacido en la Universidad de Harvard, se facilita al alumno un informe, que puede tener desde una hasta sesenta páginas, en el que se describe una situación vivida por una empresa real. En algunas ocasiones los nombres reales, de empresas o personas, se cambian para mantener la confidencialidad de la información. En el caso se suele aportar información sobre la historia de la empresa, sector, productos, trayectoria, datos económico-financieros, comerciales, de producción, de factor humano y sobre la organización.
Hay diversos tipos de casos, indica ANTHONY (1974):
Caso prototipo: el alumno ha de resolver un problema concreto o incidente.
Caso estimación: se persigue que el alumno proponga aquellas modificaciones que considere oportunas a las prácticas descritas o las soluciones propuestas.
Caso ciego: el fenómeno descrito no queda perfectamente determinado de modo que el alumno tendrá que identificarlo para proponer la solución.
Caso iceberg: aporta información insuficiente, por lo que el alumno debe precisar la información que necesita para su solución y los medios que utilizaría para alcanzarla.
Caso serie: los distintos problemas de cada caso están interrelacionados, de modo que las diferentes soluciones son interdependientes.
Según la institución que los ha creado pueden ser:
M.I.T. Tipos de caso en el que el problema se plantea en dos o tres fases. Antes de pasar a la fase siguiente, los alumnos discuten y analizan la fase previa. Se pretende que los alumnos desarrollen su capacidad de síntesis y de descomposición de una situación en sus partes antes de llegar a la resolución final.
Harvard. Es el método clásico. Es una situación real que se analiza como un todo, y para resolverla el alumno ha de desarrollar actitudes/aptitudes que se corresponden con las que se precisan en la práctica diaria de las empresas. Es un tipo de caso que requiere un gran esfuerzo de búsqueda de información por parte de los alumnos.
Papel del profesor
Facilitar que los alumnos reflexionen e interaccionen a lo largo de la discusión.
El profesor ha de escuchar atentamente todo lo que van diciendo los alumno a fin de analizar lo que ocurre en clase.
Integrar al grupo y facilitar que todos participen, evitando los que monopolizan el tiempo de discusión y los que por timidez no dicen nada.
Ha de fomentar que los alumnos se escuchen entre sí, se parezca a la discusión de unos profesionales.
Conducir al grupo pero dejar que sean los propios alumnos los que resuelvan la situación planteada en el caso.
Nunca se resuelve por votación, a pesar de que puedan existir visiones antagónicas por parte de los distintos alumnos.
Estimular a los alumnos para que estos preparen adecuadamente los casos.
Cuando la asignatura se basa en el método del caso, es preciso facilitar a los alumnos notas técnicas que aporten los soportes teóricos y conceptuales suficientes para la resolución del caso y que el proceso de aprendizaje sea completo.
Al redactar el caso, el profesor lo ha de completar con la Guía del Profesor. En este documento se exponen los objetivos del caso, a qué tipo de alumnos está dirigido, y en qué asignaturas puede utilizarse. También incluye una Guía para la discusión en clase.
Phillips 66
Objetivos de Phillips 66.
Se pretenden conseguir, de forma rápida, propuestas consensuadas por todo el grupo. Además, también se trata de conseguir que todos los alumnos participen dando su opinión sobre el problema planteado.
Desarrollo del Phillips 66.
El proceso de este método se inicia con el planteamiento de un problema por parte del profesor. Inmediatamente, los alumnos se dividen en subgrupos, normalmente de seis personas cada uno, para plantear posibles soluciones o ideas. Es habitual que cada uno de los componentes del grupo exponga su opinión durante un minuto. Precisamente la denominación de 66 o 6/6, que tiene este método está relacionada con el hecho de que los alumnos se dividen en grupos de seis e intervienen todos ellos por espacio de seis minutos. Inmediatamente después, cada grupo elige un portavoz para presentar las ideas del subgrupo a todos los demás alumnos. Este portavoz suele hacer también el papel de moderador y de controlador de los tiempos. A continuación, se discuten las conclusiones presentadas por el portavoz de cada subgrupo. El profesor asume el rol de facilitador e intenta integrar el trabajo efectuado por los distintos subgrupos.
El paso siguiente es que cada subgrupo elige un representante que se reunirá con los representantes de los demás grupos para intentar alcanzar una propuesta consensuada entre todos ellos. Posteriormente, cada representante expondrá a su subgrupo la propuesta alcanzada.
Aplicaciones de Phillips 66.
Este método puede ser utilizado en actividades en las que se trata de fomentar la creatividad y el consenso entre un grupo de personas. También se aplica cuando interesa obtener muchas opiniones sobre todos los alumnos en un espacio de tiempo corto.
El principal inconveniente del método es que no es aplicable cuando se pretende que los problemas se profundicen al máximo.
Mesa Redonda
Está formada por un equipo de especialistas que sostienen puntos de vista divergentes o contradictorios sobre un mismo tema, y que lo exponen ante el grupo de forma sucesiva.
Se utiliza esta técnica cuando se desea dar a conocer a un auditorio los puntos de vista diferentes o contradictorios de varios especialistas sobre un determinado tema o cuestión. Los integrantes de la mesa redonda pueden ser de tres a seis, deben ser elegidos, ya que han de sostener posiciones diferentes u opuestos sobre el tema a tratar, bien sea individualmente o por parejas. Además han de ser hábiles para exponer y defender con argumentos sólidos su oposición. La confrontación de puntos de vista permitirá al auditorio obtener una información variada sobre el asunto, evitándose así los enfoques parciales; la mesa redonda tiene un coordinador. En cuanto a la duración, conviene que no se extienda más de cincuenta minutos.
Panel
Un equipo de expertos discute un tema de forma de diálogo o conversación ante el grupo.
Al igual que en la mesa redonda y en el simposio, en el panel se reúnen varias personas para exponer sus ideas sobre un determinado tema ante un auditorio. La diferencia consiste en que en el panel dichos expertos no "exponen", sino que dialogan entre sí el tema propuesto desde sus particulares puntos de vista y especialización. Los integrantes -de cuatro a seis personas- desarrollan todos los aspectos posibles para que el auditorio obtenga una visión relativamente completa del tema.
Simposio
Un equipo de especialistas desarrolla diferentes aspectos de un tema o problema en forma sucesiva ante un grupo.
Consiste en reunir a un grupo de personas capacitadas sobre un tema, especialistas o expertos, los cuales exponen al auditorio sus ideas y conocimientos en forma sucesiva, integrando así un panorama lo más completo posible acerca de la cuestión de que panorama lo más completo posible acerca de la cuestión de que se trate. Es una técnica formal que tiene muchos puntos de contacto con la mesa redonda y con el panel. La diferencia estriba en que en la mesa redonda los expositores mantienen puntos de vista diferentes u opuestos y hay lugar para un breve debate entre ellos y en el panel los integrantes conversan o debaten libremente entre si. En el simposio, en cambio, los integrantes exponen individualmente en forma sucesiva durante 15 ó 20 minutos; sus ideas pueden ser coincidentes o no serlo, y lo importante es que cada uno de ellos ofrezca un aspecto particular del tema de modo que al finalizar éste quede desarrollado totalmente y con la mayor profundidad posible.
El simposio es útil para obtener autorizada y ordenada sobre los diversos aspectos de un mismo tema.
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